Reino Unido y Francia ya se habían adelantado a implementar su propio impuesto mínimo[19] sobre las ventas de las corporaciones. En Francia este impuesto global había sido establecido por Macron en el 2020; con el fin de cobrar sobre el 3 % de las ventas hechas en el país, para cualquier compañía con ingresos superiores 25 millones de euros en Francia o 750 millones a nivel internacional.
Este impuesto corporativo mínimo del 15 %[20] permitirá a los países gravar a tecnológicas como Facebook, Google o Amazon, simplemente por el hecho de ejercer actividades dentro de sus respectivos países, sin importar la ubicación de la casa matriz de cada cual.
Aunque todavía no está claro cuál será el impacto sobre compañías como Facebook y Amazon, algunos analistas informan que cada país debería imponer sus impuestos sobre las ventas de forma individual.
En el 2020 se intentó imponer un impuesto mínimo a corporaciones en la Unión Europea. Sin embargo, este impuesto (“impuesto google”) fue bloqueado por Irlanda y los países nórdicos[21]. Precisamente, países como Irlanda se han fortalecido por mantener tasas impositivas relativamente bajas a las empresas y han atraído a numerosas inversiones multinacionales, para establecer centros de operaciones regionales en dicho país.
En el largo plazo, esta medida afectará negativamente a los países que, en lugar de mejorar la gestión de las economías, amenaza con ralentizar y hasta empobrecer las recaudaciones fiscales y la competitividad de las naciones. Por fortuna, aún queda camino por cruzar, considerando que se debe discutir en el próximo G20 y más aún, pasar por los congresos de los países involucrados.