La introducción de la tecnología de la cadena de bloques ha sido lenta en los últimos 10 años. Sin embargo, hasta el año pasado (2019) su adopción iba en velocidad creciente.
En diversas disciplinas la blockchain[2] ha ido mejorando la gestión de los recursos que las empresas utilizan para cumplir con sus funciones de producción, almacenamiento, distribución y, hasta en muchos casos, ocuparse del tratamiento de los desechos que los clientes dejan después de utilizar un producto (logística inversa).
En el campo financiero, con el boom de las finanzas descentralizadas (DeFi) estamos viendo un gran poder de rendimiento tecnológico para incorporar cada día a un mayor número de inversionistas, dispuestos a asumir riesgos, a cambio de retornos prometedores.