La Migraña de la Migración Artificial
Migración como una herramienta de guerra
Hechos amplificados repetidamente por medios de comunicación masivos locales y transnacionales, acusando la situación de «tragedia humanitaria», para justificar la inyección de masas humanas impuestas a la fuerza. Y en este punto cabe hacer la distinción, entre aquellos migrantes que llegan ordenadamente a otro país, solicitando ayuda de modo legalmente aceptable, donde existe una evaluación racional de cada caso, validando una permanencia correcta y compatible con la sociedad nacional anfitriona. Así deberían operar las inmigraciones de asilados por motivos humanitarios.
Del lat. migratio, -ōnis.
1. f. Viaje periódico de las aves, peces u otros animales migratorios.
2. f. Desplazamiento geográfico de individuos o grupos, generalmente por causas económicas o sociales.
De sus dos primeras acepciones, tomamos la segunda para referirnos a la editorial en curso.
Ese desplazamiento geográfico de individuos por causas económicas o sociales, refleja exactamente lo que se está desarrollando a escala internacional.
El fenómeno de movimientos masivos de personas es normal, cuando las circunstancias así lo ameritan: guerras entre países; guerras civiles; gobiernos criminales y corruptos; catástrofes naturales de gran impacto destructivo; incluso accidentes radioactivos, entre otras causas.
En los casos descritos, históricamente se han comprendido y aceptado las fugas precipitadas de comunidades por razones de supervivencia. Uno de los fenómenos más reconocidos está en la Biblia, con el llamado “Éxodo” del pueblo judío desde Egipto, cuando Dios abrió el mar y pudieron escapar de la persecución, para vagar por el desierto durante 40 años.
Las migraciones son parte de la historia universal de la humanidad.
También han habido casos excepcionales, donde se han desplegado planes de poblamiento inteligente de ciertos sectores geográficos, para colocar a algunas comunidades e integrarlas al crecimiento y desarrollo de las naciones. Los casos de USA; Brasil o Chile, dan fe de esta política de Estado. En efecto, el aporte de la incorporación de población extranjera puede resultar muy positivo.
Sin embargo, sobre todo en este siglo XXI, la migración ha sido usado como una herramienta de guerra y genocidio.
La ONU está presionando para que los gobiernos aprueben un Pacto Mundial para Migraciones Seguras, Ordenadas y Regulares, durante la Conferencia de Marrakech, en ocasión del 70º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos. El objetivo del pacto consiste en facilitar el traslado a los países ricos de trabajadores provenientes de los países pobres. «Los datos demográficos hacen pensar que, si quieren mantener sus niveles económicos actuales o incluso desarrollar su economía, (los países ricos) tendrán que recibir trabajadores extranjeros con buena formación para responder a las necesidades del mercado del trabajo. El pacto no contiene medidas impuestas a los Estados o que limiten directamente la soberanía. Sin embargo, establece los derechos (no en el sentido de «derechos positivos» sino de «derechos de crédito») cuya implantación se realiza mediante el uso recursos jurídicos en los países “anfitriones”, que se imponen a las legislaciones nacionales. Esa es la estrategia, por ejemplo, que aplica la ONG Pueblo Sin Fronteras.
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El punto de vista del establishment OMI
En palabras de la Naciones Unidas por la Migración (OMI), se trata de cumplir con uno de los puntos básicos de la agenda 2030, el cual se refiere a la Igualdad.
“La Agenda 2030 establece que la migración es un poderoso agente impulsor del desarrollo sostenible, tanto para los migrantes como para sus comunidades. Aporta beneficios muy significativos en forma de capacidades, fortaleciendo la fuerza de trabajo, la inversión y la diversidad cultural, y contribuye con el mejoramiento de las vidas de las comunidades en sus países de origen por medio de la transferencia de capacidades y de recursos financieros”.
En esta declaración, continúa muy animado:
“Los beneficios de la migración no deben ser vistos únicamente desde la perspectiva de lo que los migrantes pueden aportar a un determinado territorio. La relación entre migración y desarrollo es mucho más compleja: los procesos políticos, económicos y sociales de los potenciales países de destino también determinarán el modo, el lugar y el momento en el que la migración ocurrirá. Si la migración no cuenta con una gobernanza adecuada, también eso podrá tener un impacto negativo sobre el desarrollo. Los migrantes pueden ser puestos en riesgo y las comunidades pueden quedar sujetas a una gran presión.
Como fuera delineado en el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, “la migración es una realidad multidimensional que no puede ser abordada por un solo sector de políticas de gobierno únicamente”. La OIM por ende aplica un enfoque de gobernanza de la migración que abarca a todo el gobierno y a toda la sociedad, esforzándose para asegurar que la migración y las necesidades de los migrantes sean consideradas en todas las áreas de políticas, leyes y regulaciones, desde salud hasta la educación, y desde las políticas comerciales hasta las fiscales”.
La ONU y los fenómenos migratorios caminan hombro a hombro por campos y carreteras del mundo, para bien y para mal.
Exceso de "buena onda"
Sin embargo, la ONU no actúa en solitario en todo este fenómeno. Hay un conjunto de organismos no gubernamentales que operan de modo coordinado para ejecutar la “facilitación” de procesos “humanitarios”, que protegen a las víctimas y ejercen el derecho humano de libre migración.
En casos como los descritos al comienzo de la presente editorial, sin duda que los países cercanos a los lugares en conflicto pueden establecer bases de primeros auxilios para aquellos desplazados. Hasta aquí estamos claros, pues se trata de emergencias verdaderamente humanitarias.
Mas, he aquí la primera controversia internacional, porque se ha vuelto un “vicio humanitario” que se formen “crisis migratorias” por “arte de magia”, mediante la aparición espontánea de caravanas de miles de personas que desfilan hacia puntos fronterizos específicos, acusando que se trata de gente que huye por persecuciones políticas en sus países.
Hechos amplificados repetidamente por medios de comunicación masivos locales y transnacionales, invocando la situación de “tragedia humanitaria”, para justificar la inyección de masas humanas impuestas a la fuerza. Y en este punto cabe hacer la distinción, entre aquellos migrantes que llegan ordenadamente a otro país, solicitando ayuda de modo legalmente aceptable, donde existe una evaluación racional de cada caso, validando una permanencia correcta y compatible con la sociedad nacional anfitriona. En ese caso, deberían operar las inmigraciones de asilados.
Pero, lamentablemente, no es el caso estándar actual. En realidad la intervención de la misma ONU y los organismos satélites directos y organismos no gubernamentales, han provocado una brutal distorsión en los desplazamientos, afectando el equilibrio en los países anfitriones, los cuales deben aceptar cualquier clase de intromisión política en asuntos internos.
Así, como hemos ido descubriendo, la ONU no actúa sola en esta “cruzada”. Ya mencionamos a Pueblo sin fonteras, por ejemplo, que junto a organismos tales como el Servicio Jesuita a Migrantes, construyen una verdadera tela de arañas que soportan cualquier clase de movimiento masivo de desplazamiento artificial de personas, desde países destruidos por guerras y totalitarismos hacia otros países que tienen formadas estructuras sociales equilibradas y ajustadas a su propia realidad nacional.
Incluso, se ha llegado a tal extensión de dicha tela de araña que se van sumando los mismos gobiernos, tales como el de Chile, Estados Unidos o el Vaticano. Esta praxis ya es transversal y no tiene escrúpulos sobre la manera en que empujan a los migrantes, metíendolos en barcos ligeros, caravanas espontáneas que cruzan ciudades, campos, montañas y hasta desiertos, con tal de tocar las ciudades o pueblos fronterizos de los países “elegidos” para ejercer como “anfitriones”, como lo hemos indicado antes, pasando por las leyes locales e imponer sistemas sofisticados de distribución arbitraria de colocación de personas. Todo esto, provoca estragos entre la población nacional residente, quienes han visto perjudicada su calidad de vida y la seguridad de la población.
Este fenómeno puede aparecer como un intento de desestabilización nacional, debido a los altos impactos negativos que están generando en las naciones víctimas de estas verdaderas “Corridas de migrantes”. Suponiendo que todos los organismos y gobiernos que patcipan de este esquema, tuvieran un espíritu máximo de altruismo exuberante y desmedido, se está transformando en un mecanismo maligno que está demoliendo la soberanía, cultura y riqueza social de las naciones.
Y para entender este fenómeno nefasto, es preciso respasar algunos conceptos elementales de geografía económica, porque es esta disciplina la que se encarga de estudiar en términos de recursos disponibles la manera en que las sociedades responden a la cobertura de las necesidades.
Estamos suponiendo que no existe la intervención de mafias que participen como líderes de estos procesos de migraciones a lo largo y ancho del planeta. Porque si fuera el caso, podríamos pensar perfectamente que todos los organismos involucrados constituyen una verdadera asociación ilícita global, que se valen de toda clase de medios, públicos y privados, beneficiando a ciertas “elites” que reciben las ganancias del comercio de personas. Pero como los mismos medios masivos transnacionales indican “son solo casos aislados”. Así las cosas, podemos permanecer tranquilos y confiar en que nuestros gobiernos, la Onu y los organismos relativos a las migraciones se encargarán de solucionar los problemas del mundo y no al revés.