Libertad monetaria y circulación de capitales amenazada
Libre circulación monetaria
La circulación monetaria de un país es el valor de moneda o dinero en efectivo (billetes y monedas) que ha sido emitido por el banco central del país, menos la cantidad que ha sido retirada.
Sabemos desde siempre que el régimen del partido comunista de China no se caracteriza exactamente por su compromiso irrestricto al libre mercado. Ciertamente, tampoco existe un respeto por los derechos de propiedad, por definición.
Hay una alarma internacional sonando desde hace algunos días, alertando sobre el interés de algunos que pretenden ayudar a imponer al partido comunista de este país, como portaestandarte de la anhelada moneda global.
La angustia que se cierne sobre la libertad monetaria, que se percibe como muy riesgosa en un momento totalmente disruptivo, como el generado por el manejo del Sarscov-2 que casi todos los gobiernos del mundo están aplicando religiosamente, hasta de rodillas con los ciudadanos.
Incluso contra las criptomonedas
El diario digital “El American”, denuncia en su sitio que “la Asociación Nacional de Finanzas en Internet de China, la Asociación de Banca de China y la Asociación de Pagos y Transparencia de China publicaron, el pasado martes, un comunicado conjunto en el que, según se informa en el portal Coindesk, se reiteraban en los vetos contra las criptomonedas ya declarados en 2013 y 2017″.
Es decir, la voluntad del partido comunista chino consiste en evitar la circulación de criptomonedas entre sus ciudadanos. Como así también, todo acto de intercambio, acumulación o lanzamiento de nuevas criptodivisas.
Las instituciones chinas ya indicadas, esgrimen como excusa: “la alta volatilidad y especulaciones que rodean las transacciones de estos activos”. Con ese criterio, las bolsas de comercio de cualquier activo son imposibles en ese país.
Libertad económica
El Índice de Libertad Económica (2020) que realiza The Heritage Foundation, los niveles de libertad financiera y de inversión en China son muy bajos, al punto de ser comparables con regímenes dictatoriales, poco decorosos para un país que aspira a ocupar el sillón de líder económico mundial..
Estos niveles registrados, son más bajos que comparados al año 2000. Sabiendo que estos indicadores miden el impacto de la regulación estatal sobre servicios financieros; facilidades de desarrollo y generación de capital de mercado y el grado de intervención en la banca y ciertas firmas de estos sectores. No es buena señal para el resto del mundo.
Las restricciones y la burocracia, hacen que el aspecto financiero chino sea poco atractivo para asumir riesgos, dado que son plausibles de concretarse, luego de un simple estornudo del partido comunista chino. Se supone que este no puede ni debe ser el “nuevo estándar mundial” o “nueva normalidad” que tanto predican desde el Foro Económico Mundial, por ejemplo.
En ese contexto, la circulación de una moneda digital centralizada por un partido comunista, definitivamente no suena como un sano ejercicio lógico de libre mercado, tanto a nivel local, como a nivel internacional. ¿Hay que explicar el fondo de lo que la política comunista persigue?
El uso centralizado de la tecnología para vigilar la “libre circulación monetaria” entre los agentes económicos, solo da pie para pensar en la obsesión totalitaria que el gobierno quiere aplicar sobre todo lo que sea intercambio.
Desde el panóptico estatal se pretende establecer el control de toda la red de intercambios monetarios, hasta por el más mínimo detalle, incluso asumiendo el secuestro de la soberanía económica del pueblo, en favor de unos pocos jerarcas del partido y oligarcas afines, que prestan con gusto sus instalaciones y operaciones para cuidar los intereses del estado.
El partido comunista manda que solo se usará yuan digital; que prohíbe el uso de cualquier alternativa descentralizada que escape del control del poder central.
Pero aún, a escala mundial, algunos bancos centrales, como el de EE.UU. o Brasil, ya amenazan con levantar sus propias monedas digitales centralizadas, que obviamente pueden contener ese espíritu de dictadura impregnada.
El discurso de la digitalización de los instrumentos de cambio de los bancos centrales, tiene como mantra la “facilidad de los intercambios entre los individuos, debido a las comodidades que las nuevas tecnologías financieras ofrecen, aprovechando la internet portátil”. En realidad, este argumento es muy cierto, porque efectivamente permite establecer relaciones comerciales más sencillas, eficientes y efectivas. Sin embargo, es el control de movimientos y actividades de los agentes económicos el principal motivo de interés oculto que los Estados pueden tener detrás de las cortinas.
La tecnología, tal como la Big Data o la Inteligencia Artificial, puede ser poderosa arma de control y hasta la destrucción de los enemigos del estado. La condición de enemigo, definida arbitrariamente por cúpulas de poder que solo pretenden mantener su statu quo y privilegios infinitos.
El Estado chino se está armando tecnológicamente para aprovechar todas las capacidades de manejo de toda la información del usuario, incluso biométrica.