Y después del Cov!d… ¿Qué viene? ¿Robots?

Y después del Cov!d… ¿Qué viene? ¿Robots?

Robots privados, riesgos públicos


Los robots pasan a ocupar un importante espacio en la agenda ejecutiva de los países, en mayor o menor medida, porque la “Cuarta revolución industrial” exige que la producción se concentre en la eficiencia robótica de modo acelerado, para sincronizarse políticamente con la agenda 2030 de  naciones unidas

Se suponía que se trataba de una “peste” (evocando la obra de Albert Camus) que sería posible detener y dominar en breve tiempo. Ya habíamos sufrido un evento parecido, a “escala global” en 2009, con la denominada “gripe porcina” (AH1N1), la que, a fin de cuentas, luego de algunas semanas, se disolvió en el libro de los extraños casos de historia globalista. Tanto así, que dio pie para la producción de la afamada serie inglesa “UTOPIA” en 2012.

Y llegamos a esta extraña influenza, que saltó de un plato de sopa de murciélago a todo el planeta. Tendremos que esperar si la tv inglesa, otra vez, nos regala una serie que nos explique cómo fue el proceso de “cocción” del murciélago, en los próximos años.

Tras dos años, contando desde el “EVENT 201” (celebrado el 18 de octubre de 2019), hemos asistido a la operación de ingeniería social más grande de la historia conocida, con la sumisión total del mundo, frente a un virus que aún no se ha podido aislar y con la sedienta persecución a las personas para que reciban una inyección experimental, con increíbles casos de efectos secundarios, que incluso pueden cobrar la vida del sujeto de estudio. Claro, nadie asuma la responsabilidad. Las estadísticas ya gritan los resultados. acerca de lo nocivo que está resultando para la población mundial.

La llamada “Cuarta revolución industrial”, contenida en el libro escrito por el fundador del Foro Económico mundial, Klaus Schwab, establece las bases sobre las cuales se levanta la nueva sociedad. Por décadas, encargado de diseñar y gestionar este proceso. Actualmente constituye una carta de navegación que guía rigurosamente la toma de decisiones de las corporaciones multinacionales, organismos multinacionales y entidades no gubernamentales, que hace tiempo trabajan en conjunto para alinear criterios y recursos que persiguen fines políticos para beneficios privados.

¿Pueden los androides soñar con ovejas eléctricas?

Si, es el título de la novela escrita por Phillips K. Dick, que dio base al guión del film “Bladerunner”, una obra audiovisual de culto dentro del género SCI-FI. La trama es muy sencilla: unos androides replicados se rebelan en colonias espaciales y logran retornar a la Tierra para extender su esperanza de vida, que no supera los 4 años. Ciertamente, estos “Replicants” tienen mayores capacidades que los humanos, pero se niegan a aceptar el destino que les han programado. Una lucha entre el hombre y la manipulación genética, que ha inflado la misión de los humanos. El film resalta la creación de conflictos que la ciencia ha sido capaz de crear, convirtiendo a la tecnología en una amenaza. Del mismo modo que otros films (precisamente en la década de 1980) expusieron: “Terminator” (1984(; “Cherry 2000” (1987) o “Running Man” (1988).

Pero décadas antes, se venía advirtiendo del fenómeno, recordando la obra de Isaac Asimov: “Runaround” (1942), donde incluso se da el lujo de establecer las célebres tres leyes de la robótica:

  • Un robot no puede dañar a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daños.
  • Un robot debe obedecer las órdenes que le den los seres humanos, excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
  • Un robot debe proteger su propia existencia siempre que dicha protección no entre en conflicto con la Primera o Segunda Ley.

El mundo ha tomado mayor conciencia sobre el particular y ha avanzado hacia un conjunto de principios éticos. En 2011, el Consejo de Investigación de Ingeniería y Ciencias Físicas (EPSRC) y el Consejo de Investigación de Artes y Humanidades (AHRC) del Reino Unido publicaron conjuntamente un conjunto de cinco “principios éticos para diseñadores, constructores y usuarios de robots” en el mundo real, junto con siete “mensajes de alto nivel” destinados a ser transmitidos, basados ​​en un taller de investigación de septiembre de 2010.

  • Los robots no deben diseñarse única o principalmente para matar o dañar a los seres humanos.
  • Los seres humanos, no los robots, son agentes responsables. Los robots son herramientas diseñadas para lograr los objetivos humanos.
  • Los robots deben diseñarse de manera que garanticen su seguridad y protección.
  • Los robots son artefactos; no deben diseñarse para explotar a los usuarios vulnerables provocando una respuesta emocional o dependencia.
  • Siempre debería ser posible distinguir un robot de un humano.
  • Siempre debería ser posible averiguar quién es legalmente responsable de un robot.
  • Los mensajes que se pretendían transmitir eran:

Creemos que los robots tienen el potencial de proporcionar un inmenso impacto positivo a la sociedad. Queremos fomentar la investigación robótica responsable.

  • La mala práctica nos lastima a todos.
  • Abordar las preocupaciones públicas obvias nos ayudará a todos a progresar.
  • Es importante demostrar que nosotros, como especialistas en robótica, estamos comprometidos con los mejores estándares de práctica posibles.
  • Para comprender el contexto y las consecuencias de nuestra investigación, debemos trabajar con expertos de otras disciplinas, que incluyen: ciencias sociales, derecho, filosofía y artes.
  • Debemos considerar la ética de la transparencia: ¿hay límites para lo que debería estar disponible abiertamente?
  • Cuando vemos relatos erróneos en la prensa, nos comprometemos a tomarnos el tiempo para contactar a los periodistas que informan.

Los principios de EPSRC son ampliamente reconocidos como un punto de partida útil para el trabajo con robots.

De qué hablamos cuando nos referimos a "robot"

La palabra “robot” para un ser artificial fue originada por el dramaturgo checo Karel Čapek en su obra de 1920 “R.U.R.” (que es la abreviatura de “Rossum’s Universal Robots”). Se basaba en la palabra checa “robota”, que significa el tipo de trabajo forzoso realizado por los siervos bajo el sistema feudal. La palabra se usó para describir a los trabajadores humanos creados por biología sintética en la obra. A su vez, este vocablo derivaría desde de la palabra rusa “работник” (rabotnik), que define al trabajador.

El "Gran click"

El mundo está viendo la profundización de un estado forzado de automatización laboral, mientras se ha extendido el período de combate a esa terrible pandemia global. La automatización de procesos ha sido amplificada por el mismo Klaus Schwab, en su obra “The Great Reset“. También ha alcanzado al famoso multi trillonario Elon Musk, con el anuncio de su plan “Tesla Bot”.

Su “primera estrella” se denomina “Optimus”, un robot diseñado para relevar de funciones a los humanos, en “aquellas tareas aburridas, peligrosas y repetitivas”. El Tesla Bot de 125 libras será capaz de transportar 45 libras, levantar 150 libras e incluso correr 5 millas por hora. Musk agregó que los ingenieros se están adelantando a las preocupaciones sobre el Tesla Bot al diseñar la tecnología para permitir que los humanos huyan del robot y dominen al humanoide de Iinteligencia Artificial (IA). Musk también admitió que el robot de IA inicialmente “probablemente no funcionará”.

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Las reacciones no se han hecho esperar y han aparecido desde diversas latitudes, muchas de las cuales lo han sindicado como una de las mayores amenazas contra la humanidad. Por ejemplo, el rabino Laitman cree que los mismos motivos del hombre que llevaron a la construcción de la Torre de Babel también están en juego con el desarrollo de la inteligencia artificial. “Los hombres querían ascender a los cielos y llegar a ser como Dios”, explicó el rabino. “Para hacer esto, estaban lidiando con los fundamentos básicos de la creación. Querían arreglar algo dentro del hombre que creían que era una imperfección “.

¿Será que las familias más poderosas del planeta se han sentido con la “potencia” suficiente como para alcanzar el status de “divino”? Tal como fue en el Egipto de los Faraones, donde la famosa Esfinge parece ser el máximo símbolo de la cúspide de la cadena del más fuerte sobre la faz de la Tierra, representado por la cabeza humana en cuerpo de león. O, recordando pasajes delirantes de la historia, tales como la Roma imperial, con emperadores divinos, o más reciente, un Tercer Reich en la Alemania de Hitler. Momentos donde una clase se siente superior sobre otra y estima conveniente “limpiar” la especie, para ajustar un medio ambiente que se asemeje a un “Jardín divino” donde los integrantes de dicha clase puedan caminar tranquilos por los preciosos paisajes que se pueden regalar.

Hemos dado una revisión al concepto de robot para vincularlo con las intenciones de una clase privada de corporaciones poderosas para proceder hacia un futuro de alta robotización, teniendo como consecuencia inmediata que una considerable proporción de personas no está considerada para retornar a una labor, porque simplemente no cumple con los requisitos mínimos de inserción laboral.

Por cierto, el mismo Musk, como muchos otros grandes empresarios, han manifestado su apoyo para la instauración del llamado “Ingreso básico Universal” (actualmente conocido como el “Ingreso Básico de Emergencia”), acaso como una “ayuda moral” o de consciencia, que es pagada por un endeudamiento brutal de los gobiernos, pateando hacia el futuro un gran volumen de problemas sociales, económicos y políticos que se están gestando hoy. El enigma es tan grande que probablemente el modelo de ingeniería social que se ha establecido para dirigir este largo y doloroso proceso de automatización está sujeto a un gran nivel de riesgo, si es que los factores considerados no se cumplen como se había propuesto.

Si todo resulta bien, la humanidad no será muy amenazada por dichos riesgos… si Dios no dispone de otra alternativa.

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