Hacia la nueva política sanitaria global

Hacia la nueva política sanitaria global

La O-M-S se ubicaría a la cabeza del manejo político, otorgando poderes absolutos a una entidad no elegida por los ciudadanos


Si estas propuestas son aprobadas, automáticamente expandirán los mecanismos de vigilancia de la salud pública, con un “equipo de trabajo” cuyo desempeño dependerá de las necesidades (actuales o percibidas) para identificar más virus o variantes de observación desde el organismo central. Recordemos que la sede de la O-M-S está ubicada en Ginebra, Suiza.

Esos locos años 20-20

Los últimos años, o mejor dicho, los primeros años de esta década 20-20 han sido tan catastróficos, que parecen ser temporadas de una serie de realidad distópica, tal como fue esa serie inglesa de 2012 “UTOPIA”.

Es difícil resumir tanto caos en unos pocos párrafos. En esta ocasión, nos sumergiremos en otra saga de esta serie global. Se trata de un “pack doble” que contiene materias provenientes de la misma O-M-S. Si, el mismo organismo global que aconsejó encerrar a medio planeta; inyectar indiscriminadamente un experimento, entre otros grandes éxitos.

Y es preciso etiquetarla con “-“, para evitar futuras persecuciones. Veamos de qué se trata.

Acuerdo Global para el Tratamiento de Pandemias globales

Desde diciembre de 2021 se está acordando en la misma O-M-S, por un lado, el denominado Tratado (Convenio) con arreglo a la Constitución de este Organismo, para reforzar la prevención, la preparación y la respuesta ante pandemias. La decisión fue ratificada por lo 194 países firmantes y se espera que en mayo de 2024 sea liberado para su aprobación simple y ser automáticamente adoptada por los Estados miembros, sin mayor trámite, dado que es un Acuerdo por adhesión. Dicho documento, que ya tiene un texto oficial como borrador, es muy claro y específico, sentando las bases de un nuevo traumático capítulo para la serie que estamos viviendo.

Las Enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional

Adicionalmente, se ha establecido la necesidad de modificar el Reglamento Sanitario Internacional (RSI), mediante enmiendas que deberán aprobar los Estados miembros de este organismo, también en mayo de 2024.

La Gran Narrativa de la O-M-S

Los 194 estados miembros; los organismos supranacionales involucrados; las instituciones de salud; el Complejo Farmacéutico Industrial; los Fondos de Inversión y las grandes corporaciones multinacionales, en  conjunto, están al tanto de estos paquetes de políticas sanitarias de grueso calibre.

Y, como saben de marketing, ya han comenzado a ofrecerlos como actos de preocupación anticipada frente a futuras pandemias, algo así como la famosa “ventana de Overton”, con toque de “Dialéctica Hegeliana”. Están aplicando el silencio y por otro lado, desplegando las maravillas de estos planes. Obviamente ni la prensa, menos la opinión pública, manifiestan algún interés por analizar los alcances de estas herramientas políticas.

Podemos que la Unión Europea ha dado un paso hacia la justificación de la aceptación de estos convenios.

FUENTE: Consejo de la Unión Europea – Infografía – Hacia un tratado internacional sobre pandemias.

Debemos recordar que la aprobación unánime de las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional (RSI) en 2005 se logró cuando se favorecía la globalización y el cosmopolitismo. Ahora que el clima político ha cambiado, es cada vez más difícil alcanzar un consenso en medio del aumento del populismo, el nacionalismo y las tensiones geopolíticas. En este contexto, el énfasis en la equidad puede ser el único camino hacia la confianza y la colaboración, y la disposición recientemente acordada para que todos los estados miembros presenten propuestas de enmienda es, por lo tanto, un paso bienvenido. Si no se prioriza la equidad en la reforma del RSI, principios loables como la solidaridad mundial se vuelven simbólicos o, peor aún, se utilizan para promover los intereses de unos a expensas de otros. Es comprensible que esto genere desconfianza, y podría ser inevitable que se priorice la soberanía y los intereses nacionales sobre la construcción de una asociación recíproca y respetuosa. El futuro del RSI y la gobernanza mundial de la salud radica en una mayor equidad ahora; ignorar esto corre el riesgo de no poder responder de manera colectiva y rápida a la próxima pandemia.

El Gran Riesgo de la cesión de soberanía de las naciones

La O-M-S, como hemos visto, está desarrollando dos instrumentos dedicados al aumento significativo de su autoridad global, en la administración de emergencias sanitarias y pandemias:

  • Correcciones al Reglamento Sanitario Internacional (RSI)
  • Tratado (Convenio) de pandemias (denominado WHO CA+)

El borrador de las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional (RSI) propone importantes nuevos poderes supranacionales para ser ejercidos exclusivamente por la O-M-S, durante emergencias sanitarias públicas, ampliando y llevando adelante, de acuerdo a las circunstancias, la activación de dichos poderes.

Las enmiendas justifican la burocracia, financiamiento y administración de lo que sería necesario consolidar para expandir el nuevo RSI, naturalizando así su puesta en marcha.

Estas enmiendas, de ser adoptadas, cambiarán la relación entre los gobiernos nacionales y la O-M-S, “cableando” la ley internacional de arriba hacia abajo para lograr el dominio supranacional de la salud pública, pasando por la soberanía de cada una de las naciones miembros.Particularmente en lo que concierne a las emergencias sanitarias internacionales, incluyendo preparaciones políticas de respuesta. En ese escenario, la O-M-S se ubicaría a la cabeza del manejo político, otorgando poderes absolutos a una entidad no elegida por los ciudadanos de cada nación miembro. La capacidad para cambiar los niveles de poderes nacionales a internacionales de control directo, interfiriendo totalmente en los asuntos de los Estados, para pisotear derechos fundamentales de los individuos.

Mientras, hasta la fecha, la O-M-S ha sido empoderada para realizar “recomendaciones” a las naciones, las enmiendas pretenden investir a este organismo de amplios poderes, legalmente vinculantes para los Estados, en la dirección efectiva de cada país, región, provincia o globalmente. Es posible proyectar casos como:

  • Administración financiera de las contribuciones para realizar actividades de respuesta a las pandemias.
  • Solicitar la liberación de los derechos de propiedad intelectual y tecnologías necesarias.
  • Encargar la fabricación y distribución internacional de “vaxines” y otros productos capaces de “mejorar la calidad de vida”.
  • Anular los procesos nacionales de seguridad para realizar terapias de “vaxines” basada en genes, dispositivos médicos y diagnósticos.
  • Solicitar la revelación de la situación individual médica de los ciudadanos.
  • Forzar cuarentenas o restringir la movilidad de los ciudadanos.
  • Practicar exámenes médicos, inyectar o cualquier otra medida obligatoria para los ciudadanos.

Si estas propuestas son aprobadas, automáticamente expandirán los mecanismos de vigilancia de la salud pública, con un “equipo de trabajo” cuyo desempeño dependerá de las necesidades (actuales o percibidas) para identificar más virus o variantes de observación desde el organismo central. Recordemos que la sede de la O-M-S está ubicada en Ginebra, Suiza.

Este equipo global será financiado por los contribuyentes, pero también recibirán fondos de corporaciones privadas, con intereses puestos en el negocio del Complejo Farmacéutico Industrial, vaxes, por ejemplo, dedicadas al desarrollo de respuestas ante brotes de enfermedades infecciosas.

El objetivo de la O-M-S apunta a conseguir que ambos instrumentos políticos (el nuevo RSI y el Tratado de pandemias) se alisten para la adopción en la reunión de la 77° reunión de la Asamblea Mundial de Salud, en mayo de 2024.

Es la cuenta regresiva final

Precisamente, dentro de un año, en mayo de 2024 estaremos ad portas de que estos convenios sean aprobados y traspasados rápidamente a toas las naciones firmantes, vinculantes a los cuerpos legislativos.

Por mucho que hagan un esfuerzo para intentar esconder los riesgos potenciales para la soberanía de las naciones, es innegable que en los mismos documentos se explayan generosamente respecto a los temores de transformar al planeta en una verdadera jaula global, sometiendo a los ciudadanos a lo designios de la O-M-S bajo la orientación de sus “mecenas” corporativos, que incluyen inversiones en otras áreas de las actividades globales, como la banca, las armas, la agroindustria, la vigilancia, las comunicaciones, los medios masivos, las redes sociales y un largo etcétera.

En un próxima entrega, seguiremos ampliando los alcances de estos convenios, que representan un Gran Riesgo para los ciudadanos de todas las naciones.

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