En la historia moderna, consisten en “Operaciones Militares” por alguna causa justa. “Tormenta del Desierto”, “Desnazificación” y otro largo etcétera, para referir el uso de la fuerza bruta de uno o varios países con gran fuerza militar por sobre otro de capacidad inferior (o muy inferior). También son grupos “extremistas-terroristas” que en el nombre de otra causa justa arremete contra naciones o pueblos particulares, con atentados e invasiones parciales. Las formas de destruir o colapsar naciones son militarmente variadas.
También, estamos presenciando ante nuestros dormilones ojos (que todo lo ven, pero que nada quieren entender) las modalidades de ataque por parte de “narco milicias” que tienen un “tremendo poder bélico” y son capaces de arrodillar a naciones grandes como México o Colombia y, últimamente, Ecuador. Los estados modernos, a pesar de gigantes gastos en armamento de defensa nacional, caen “desangrados” por la ferocidad de un puñado de narcos que manejan armamento de guerra y le ganan a estados nacionales que poseen tanques, buques, submarinos, caza bombarderos y visión satelital, entre otros “juguetes de guerra” que la ciudadanía paga con los impuestos, pero que, a cambio, solo recibe balas de narcos en sus casas y deben conformarse con la lucha en tribunales de los gobiernos contra “los que resulten responsables”.
A veces, da la impresión de que la dialéctica hegeliana tiene el objetivo de hacer miserable la existencia de los ciudadanos que trabajan y confían en aquellos que toman las decisiones políticas de sus países, sin cuestionar una coma de las medidas que se toman para encerrar cada vez más a estos ciudadanos y abrir las grandes alamedas a quienes solo buscan la destrucción total del orden natural de las cosas.
Recordemos que, desde el evento entre 2020 y 2022 se comenzó “The Great Narrative” para justificar las aberraciones más infames que las sociedades pueden recordar o seguir descubriendo cada día.
El concepto de tíos de izquierdas y tíos de derechas ya está celebrando los funerales de rigor. Ahora, se trata de Globalismo por un lado y nacionalismo por otro.
Los medios de comunicación, no por casualidad, demonizan cada expresión que defienda cualquier causa localista, incluso acusando discursos de odio, cuando se trata de ciudadanos que solo reclaman por sus derechos esenciales en su tierra, no aceptando que les pasen por encima con tantos acuerdos internacionales que solo sirven para derrumbar cada logro, derecho, memoria o cultura que identifica a los pueblos.
Y esta es la guerra silenciosa que los ciudadanos más despiertos están librando en solitario, pero con la consciencia clara de lo que están haciendo de uno y otro lado.
Defender la casa propia es una práctica instintiva y natural del hombre, frente a las amenazan que se ciernen sobre el propio metro cuadrado.
La guerra contra la miseria, precisamente comienza en la casa, en el barrio, en la ciudad, en los campos, en las playas, en los mares, ríos y lagos,en las montañas y en todas las riquezas naturales que una nación contiene. Defender la tierra propia de las amenazas internas y externas, es un deber de los ciudadanos, incluso cuando los tomadores de decisiones de la misma nación resultan tan corruptos, tan cobardes, tan ineptos y tan vendidos a intereses de filántropos y corporaciones malignas, escondidos tras agendas de objetivos “nobles”.
La Miseria de las Naciones
Nadie les preguntó a esos filántropos ni a esa clase de políticos degenerados sobre dichas agendas.
Estas agendas son tan perversas y depravadas, que solo mediante la transvaloración de todos los valores, la destrucción total de las sociedades y de sus estructuras milenarias, pueden imponer los cambios que esta agenda propone. No hay otra manera lícita de imponer estos cambios, que no sea con la clásica fórmula de la “Doctrina del Shock”.
La ineptitud globalista no es coincidencia. La miseria de las naciones, tampoco.
Dentro de menos de 6 meses (mayo de 2024) la mayoría de los estados miembros de la World Health Org. aprobarán el Tratado CA+ y también el Nuevo Reglamento Sanitario Internacional (temas que llevamos años advirtiendo desde estas páginas), dejando a los ciudadanos a merced de los caprichos de esos tiburones desalmados, arrebatando la soberanía de las personas, peor de lo que ya practicaron entre 2020 y 2022.
Y con ellos, otra agenda profunda que sigue socavando aún más la ya miserable condición de los ciudadanos.
¿Se puede caer más bajo?
Estimado lector, con mucho dolor, debemos admitir que será así. Solo queda esperar lo mejor y prepararse para lo peor..