Según el FMI, el uso más activo de los SDR tendría tres ventajas adicionales. Primero, extendería a todos los países el señoreaje generado por la emisión de una moneda global. Segundo, reduciría la demanda de reservas de divisas por parte de los mercados emergentes y las economías en desarrollo como “autoseguro”. Ambas ventajas mejorarían si hubiera un acuerdo para tener en cuenta factores además de las contribuciones de cuotas para aumentar la participación de las economías en desarrollo en las asignaciones de SDR. Tercero, haría que el sistema monetario internacional fuera más independiente de la política monetaria estadounidense.
Un instrumento que fue presentado en 1969 para complementar las reservas internacionales en oro y dólares de USA resulta extraño, considerando la situación económica internacional de las naciones.
Mientras la mayoría de las economías locales sufren los estragos de un cocktail desgraciado de desempleo, inflación, altas tasa de interés, desindustrialización, aparición indiscriminada de tecnologías que incrementan aún más las tasas de paro, los endeudamientos siderales derivados de la catástrofe del C19, guerras insípidas, vacunaciones desesperadas, reducción de la producción, del ingreso y de las oportunidades para las personas, especialmente en los países occidentales.
La burocracia financiera del FMI y otros organismos supranacionales parece estar algo desconectado del día a día de los millones de familias que no encuentran nuevos horizontes económicos, merced a la agenda que está siendo aplicada para mantener políticas monetarias y fiscales que no hacen otra cosa que ralentizar alguna recuperación o, peor aún, asegurar el camino a la destrucción de muchas economías.
Por cierto, la retórica del FMI sobre la canalización de los SDR, mediante el PRGT y el RST, para presentarlo especialmente oportuno, deja más dudas que certezas, recordando la justificación de la obra “The Great Reset”, que latamente hemos destacada en este sitio, ya por años.
¿Será posible que para toda tragedia que inunda los MainStream Media sea catalogada como una “oportunidad”? Si es el caso, ya suena a la famosa dialéctica hegeliana.
Preparar este instrumento para afrontar catástrofes como el nuevo C19 o el cambio climático, ya es muy extraño, considerando que existen millones de preocupaciones muy importantes para las naciones hacia el futuro.
La conexión con la agenda de Objetivos de Desarrollo Sostenible es innegable. Pero nos podemos preguntar, con justa razón, si realmente esta agenda puede funcionar sobre un mundo que está siendo arrasado por parte de las bíblicas 7 plagas.
Entonces, ¿en qué punto quedamos? Los gobiernos padecen claramente de muerte cerebral, porque ya no tienen capacidad de creación, menos de reacción.
¿Realmente la deuda siempre es la única solución para cualquier tragedia? Las piezas del puzzle no coinciden o simplemente faltan, pero no se entiende hacia dónde va a saltar la estabilidad financiera internacional. A fin de cuentas, los contribuyentes que sobrevivan, deberán pagar por generaciones las deudas fiscales que ya van dejando los gobiernos desde 2020.